domingo, 10 de junio de 2012

Falta.

En un momento no tan bueno (porque decir "malo" es otorgarle excesiva importancia).
Vengo a escribirlo, porque hace un tiempo vengo dando vueltas y las herramientas de felicidad a las que en general acudo cuando no estoy tan bien no están haciendo efecto.
Un poco de todo y un poco de nada es lo que me pasa. Es entender, y no entender eso que me molesta.
Y me molesta estar escribiendo de una manera algo distinta y más personal que hasta ahora, pero una vez un señor llamado Norman Vincent Peale dijo "Change your thoughts &; you change your world" y yo le creí.

Me gusta sonreír cuando el día está gris. Me gusta sacar a pasear al perro y la cabeza cuando hace frío. Me gusta salir a caminar cuando llueve. Me gusta reírme cuando todo al rededor se derrumba. Pero cuando las cosas andan mas o menos bien, no me queda muy claro cómo proceder.
En realidad no, no es eso. Cuando las cosas van bien en general, pero si le das zoom hay pequeñas cosillas tóxicas en la rutina.
No, tampoco. Creo que aprendí a poner la otra mejilla y salir sonriendo de la habitación (casi siempre sin cerrar de un portazo).

Entonces qué es? Qué es lo que no sé cómo manejar? Es algo así como decepción. Sí, eso. Es decepción. Decepción y una pizca de impotencia.

Nueva etapa, nueva gente, bla bla bla. A mitad de camino de los primeros pasitos de mi carrera profesional propiamente dicha, noto que algo falta. Algo falta en las miradas de la gente que camina al rededor, que se sienta más cerca y más lejos, que espera en el banquito para entrar al aula.
Falta el entusiasmo, falta el interés, la curiosidad que nos mueve a hacer las cosas más increíbles. Faltan ganas. Falta.

Irradiar alegría en la mitad de la tormenta, hacer que un extraño sonría en un día gris, simplemente contagiando tu sonrisa, eso está muy bien. Pero irradiar ganas se está poniendo cada vez más difícil (ni hablar de irradiar curiosidad). Uno mueve al otro un pasito adelante y el montón viene y lo empuja diez pasos más atrás. Hay concepciones equivocadas en los cimientos de nuestras costumbres que nadie está tratando de erradicar. No con la suficiente energía y convicción, al menos.
Postear o likear fotos filosóficas en facebook no nos hace más filosóficos. Todo eso no tiene sentido si no paramos y nos ponemos a pensar. Si no sabemos que filosofía es el amor al saber. Si nos perdemos lo básico.

Entonces, ¿cómo irradiamos eso que falta?
Primero intentamos mantenerlo. Objetivos claros. Alguien dijo alguna vez que para aprender un tema, hay que dar una clase de eso. Sin olvidar que es en sentido metafórico (al menos en este caso), tengamos claro que el querer irradiar y reparar ese agujero negro, nos va a ayudar a mantener esa alegría de vivir.
Y después, más paciencia que esperanza.

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